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«Sin título»
Resina sobre madera
Fernando de Ana
Si existe un gen del arte, Fernando de Ana (Talavera de la Reina, 1979) y licenciado en Bellas Artes, lo lleva consigo. Desde que nació ha estado rodeado de óleo y lápices, espátulas y aguarrás. Pertenece a la tercera generación de una saga de artistas que comenzó a principios del siglo XIX con su tío abuelo, José Pérez, pintor y primer director del Museo de Arte de Cádiz, y siguió con su padre, Juan Carlos Jiménez, también pintor y Doctor en Bellas Artes.
Si sus antepasados se deleitaban con la luz y los bodegones, Fernando de Ana ha querido explorar también otros lenguajes más contemporáneos, trabajando primero como ilustrador –ha recibido varios premios internacionales- y creador de dibujos animados, para más tarde empaparse del diseño y la vanguardia holandesa, país pionero en este campo, donde compaginaba su labor artística con la de director de arte durante más de una década. Su trabajo ha estado expuesto en Praga, Bolonia, Ámsterdam o Londres, entre otras ciudades y ha sido seleccionado y galardonado en diferentes certámenes de arte.
De esa trasversalidad de influencias y de esa simbiosis de referencias clásicas y vanguardistas, llega ahora su madurez como artista. Alejado de su zona de confort, el artista apuesta por un lenguaje propio en el que las emociones priman sobre lo metálico. Su modo de estar en el mundo palpita en su obra: las relaciones humanas marcadas por el sexo, la soledad y la melancolía, la ansiedad como catalizador del arte, las obsesiones girando en espiral, la repetición de patrones, el morbo agitado con la ternura infinita, la Inocencia frustrada que aun así respira, lo conmovedor como motor. La obra de Fernando de Ana responde a un proceso creativo maduro, construido a lo largo de varias décadas explorando diferentes formatos, donde el material, el sentido y el sentir van en la misma dirección. ‘Forbbiden carnal’, su elegante serie en resina y neón, se ha convertido ya en un exponente al combinar sin complejos un material aparentemente frío y de límites geométricos con la calidez y la sensualidad de la luz, de modo que ha conseguido que ambos elementos intercambien naturalezas.
El autor se desnuda a través de esta minuciosa técnica y nos habla de su mundo interior, sus contradicciones y sus miedos, todo ello atravesado por Eros y Thanatos, el placer y el dolor, la contradicción como génesis misma de la vida. Cada obra de ‘Forbbiden Carnal’ muestra un aspecto de las relaciones sentimentales, un instante en la relación con el otro, siempre compleja y necesaria: la flecha del primer contacto visual, la vulnerabilidad propia, la seducción como tótem y motor, la mentira y lo decadente, la caricia como antídoto a la soledad. Nada mejor que la resina, el color y la simbiosis de la geometría con el neón para expresar todo este universo sensitivo, que no solo busca conectar con lo bello y lo terrible del espectador, sino seducirle a él también.
W 150 x D 7 x H 150